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Música y fantasmas

  • helpupina
  • Jan 18, 2018
  • 3 min read

¿Soy yo, o el oído y el olfato son los sentidos más evocadores? En cuanto a mí, no hay nada más poderoso que una canción para desencadenar los recuerdos más vívidos, el sentimiento de estar otra vez en cierto lugar durante un brevísimo momento, hasta que la mente intenta racionalizarlo y se carga el teletransporte a otro tiempo y espacio. La voz de las personas y los olores en general tambieén tienen ese poder. La idea de los "fantasmas" la he tomado prestada de una canción de Tory Amos, ("Putting the damage on", 2:41).

No sé vosotros, pero yo me he movido bastante en esta vida. He perdido la cuenta de todos los hogares en los que he vivido, los entornos y grupos de gente a los que he pertenecido, por no decir de toda las personas que he conocido y lugares que he visitado durante mis viajes. Todo eso genera mucho material para el recuerdo, a veces uno se pierde en él a propósito, si se tiene tiempo y ganas, pero a veces lo que ocurre es que una canción te pilla desprevenido y ¡hala!, el fantasma de cierta persona o lugar te atraviesa, todo se para, una sensación extraña en el pecho (aunque no del todo incómoda) y entonces, ¡a pagar! Esta es otra idea prestada, esta ve de Counting Crows (Mrs Potter's Lullaby: if dreams are like movies than memories are films about ghosts/the price of the memory is the memory of the sorrow it brings").

Grande o pequeño, siempre hay un precio a pagar por un recuerdo, en tanto en cuanto te advierte del paso del tiempo, que es un tema muy denso en sí mismo, así lo voy a dejar ahí quietecito. Pero no siempre tiene que ser un drama.

Me viene a la memoria una cinta de varios que grabó mi hermano justo antes de un viaje a Dinamarca cuando éramos adolescentes (muy popera, para ser de mi hermano). La escuchamos sin cesar cada tarde después de las visitas turísticas de rigor. Al término del viaje, volvimos a casa y me olvidé por completo de la cinta, hasta que, varios años después, me la encontré por casa y la escuché. ¡Menudo viaje! En un instante, cada segudo que pasamos en ese apartamento de Copenhage se condensaron para luego explotar en mi cabeza: los sándwiches de Nutella con ese pan negro superdenso que tiene ahí, las numerosas partidas de backgammon que siguieron al hallazgo del tablero y las instrucciones, el poster de la ópera Carmen colgado en una pared, incluso el leve olor a humedad del pisito. Fue un voaje estupendo, tanto el de verdad como el de mentira que produjo escuchar la música de esa cinta. Por cierto, la selección de canciones era tan variada que me cuesta escoger una canción para hacerle justicia... me voy a decantar por algo ligero, una canción que seguramente habréis escuchado (si soys lo bastante mayores, jaja) y seguramente también olvidado.

Mis canciones están llenas de fantasmas, mis adorados fantasma. Me gusta tenerlos ahí atrapados, solo para mí, sea como fuere que acabaran las cosas. Pero intento no perder de vista el aquí y ahora. Hace mucho tiempo escribí una canción con ese título en colaboración con una persona muy querida. Aquí tenéis el video, grabado especialmente para este post.

Que no se os olvide, hay que vivir aquí y ahora. Os dejo con una foto de mis días de viajera en la tierra donde se escribió esa canción.

Intento de siesta allí donde van a morir los glaciares

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